Detrás de las cámaras, donde nacen los personajes y se construye la magia visual de una producción, hay artistas cuya labor transforma. Jordys Charles, con más de 23 años de experiencia en el mundo del maquillaje profesional, ha demostrado que su pincel no solo da forma a un rostro: también transmite emociones, crea atmósferas y define identidades.

Jordys, 23 años de trayectoria. ¿Cómo describirías este recorrido?

Ha sido un viaje lleno de aprendizaje y evolución. Empecé con curiosidad, y hoy puedo decir que es una pasión que no se agota. Cada etapa me ha enseñado algo: desde la técnica hasta la lectura emocional de un rostro. El maquillaje me ha permitido contar historias sin palabras y conectar con la esencia de muchas personas.

En producciones como Pacto de Sangre, tu rol fue clave. ¿Cómo abordas un proyecto tan exigente en narrativa e imagen?

Con mucha responsabilidad. En Pacto de Sangre fui jefe de maquillaje y diseño de imagen. No se trataba solo de maquillar, sino de crear el estilo visual de los personajes. Trabajé muy cerca del director y el equipo creativo para asegurar que cada look respondiera al arco dramático del guion. El maquillaje, en ese contexto, es parte del lenguaje narrativo.

También lideraste el departamento de maquillaje en Las Villanas, un reality con ritmo acelerado. ¿Qué aprendiste de esa experiencia?

Aprendí a tener nervios de acero (ríe). Las Villanas fue una experiencia intensa, con cambios constantes y muchas emociones en juego. Estar al frente del equipo requería enfoque y mucha organización. Además de mantener la estética, debía cuidar cada detalle y responder en tiempo real a situaciones inesperadas. Fue un reto que reforzó mi capacidad de liderazgo y adaptación.

¿Qué crees que te ha hecho destacar en esta industria durante tanto tiempo?

Creo que ha sido una mezcla de disciplina, criterio estético y compromiso. Soy muy perfeccionista, pero también muy humano. Trato de entender a cada persona, conectar con su energía y crear desde ahí. Y, por supuesto, nunca dejo de estudiar. Esta industria cambia rápido, y si no te actualizas, te quedas atrás.

Ha maquillado para Miss Universo y otros certámenes internacionales. ¿Qué representa estar en esos escenarios?

Es una vitrina enorme y una gran responsabilidad. En esos eventos cada detalle cuenta. Maquillar para Miss Universo, Miss Cuba o Miss Curazao, por ejemplo, es entender lo que se quiere proyectar y lograrlo en muy poco tiempo. Hay presión, claro, pero también mucha emoción. Ayudar a una candidata a sentirse segura y radiante en ese momento tan importante es muy gratificante.

Recientemente fuiste jurado en Hair Innovation 2025 en Miami. ¿Qué te dejó esa experiencia?

Fue un honor participar como jurado en un evento tan bien organizado por Italian Max Professional. Me impresionó la creatividad y el talento que se presentó. Evaluar a otros profesionales desde un lugar constructivo me permitió compartir mi experiencia y también seguir aprendiendo. Este tipo de encuentros nos enriquecen a todos.

¿Qué sigue motivándote a seguir en este camino?

La posibilidad de seguir creando. Cada rostro, cada proyecto, cada desafío es nuevo. Me apasiona ver cómo el maquillaje puede transformar no solo la apariencia, sino también la actitud de una persona. Esa energía, ese momento en el que alguien se mira al espejo y se siente poderoso, no tiene precio. Es ahí donde confirmo que elegí bien.

¿Y cómo te gustaría que te recuerden dentro de esta industria?

Como alguien que hizo su trabajo con respeto, pasión y profesionalismo. Alguien que dejó huella sin necesidad de protagonismo, que elevó cada proyecto al que fue invitado, y que nunca dejó de crecer ni de ayudar a otros a brillar.

Jordys Charles no solo maquilla rostros: da forma a emociones, construye personajes y eleva la narrativa visual de cada producción en la que participa. Su talento y ética lo han convertido en uno de los nombres más respetados de la industria.