En un principio, el oso pertenecía a su mamá. Era ella quien dormía con él, y formaba parte de la decoración de su cama. Cuando nació Jasmíne, su madre colocaba el oso a su lado, a pesar de que era casi más grande que la bebé, para que pudiera sentir su olor y sentirse cómoda. Con el tiempo, Jasmíne se fue adaptando a la presencia del oso, volviéndose cada vez más dependiente de él.
Llegó a tal punto que, cada vez que salían, era imprescindible llevar al oso. Primero salía el oso de la casa, y luego Jasmine. Si por alguna razón se quedaba en casa, había que regresar a buscarlo, ya que ella lloraba hasta tenerlo de nuevo a su lado. Esta costumbre se convirtió en una tradición, y hoy, a seis años de su nacimiento, el oso sigue siendo parte fundamental de sus vidas. Siempre sale de casa antes que Jasmíne, acompañándola en todos sus viajes, visitas o aventuras, sin importar si son al otro lado del mundo.
Si le preguntas a quién quiere más, si a su mamá, a su papá o a su oso, ella responde sin dudar que primero es el oso y luego sus padres. La idea de tomar fotos surgió porque siente que está creciendo y que su osito se está haciendo viejito. Jasmine dice que algún día ya no lo tendrá, pero siempre conservará esos bellos recuerdos y las fotos junto a él. Para su familia, esta conexión es muy importante, y todos se sienten orgullosos del inmenso amor que ella siente por su osito.
Foto: @Mariu Photos
Instagram de la niña: @princesajasmine2018
vestido: @leahcoutureboutique
mama y papa : mariulys valdes y eddie lopez